La warfarina ha sido durante décadas un pilar en la prevención de coágulos sanguíneos. Aunque nuevos anticoagulantes ofrecen ventajas prácticas, este medicamento sigue siendo indispensable en ciertos casos, como válvulas mecánicas o trombofilias graves. Su relevancia en la hematología actual permanece, especialmente con control médico adecuado.
comprimido de warfarina
Por Dr. Ariel Amaru
7 septiembre, 2025
La warfarina ha sido, durante décadas, uno de los medicamentos más conocidos para prevenir y tratar la formación de coágulos en la sangre. Se prescribe en pacientes con riesgo de trombosis, embolia pulmonar o accidentes cerebrovasculares relacionados con fibrilación auricular. Sin embargo, en los últimos años han aparecido nuevos fármacos anticoagulantes que prometen mayor comodidad y seguridad. Entonces, ¿por qué seguimos hablando de la warfarina en la hematología actual?
La warfarina es un anticoagulante oral que actúa bloqueando la acción de la vitamina K en el hígado. La vitamina K es esencial para la formación de ciertos factores de coagulación, por lo que al inhibirla, la sangre se vuelve menos propensa a formar coágulos peligrosos.
Durante mucho tiempo fue el tratamiento estándar para prevenir trombos en personas con prótesis valvulares, fibrilación auricular y otras condiciones que aumentan el riesgo de obstrucción vascular.
Ventajas:
Bajo costo en comparación con los nuevos anticoagulantes.
Amplia experiencia médica en su uso.
Disponible en casi todos los sistemas de salud del mundo.
Desventajas:
Requiere controles frecuentes de sangre (INR) para ajustar la dosis.
Interacciones con muchos alimentos y medicamentos.
Riesgo variable de sangrado.
comprimidos de warfarina
Uno de los aspectos más importantes de la warfarina es que su efecto varía según la dieta del paciente. Al ser un medicamento que bloquea la vitamina K, cualquier cambio en la cantidad de vitamina K que consumimos puede alterar su eficacia.
Alimentos ricos en vitamina K (que reducen el efecto de la warfarina si se consumen en exceso):
Vegetales de hoja verde como espinaca, acelga, brócoli, col rizada (kale), lechuga y repollo.
Aceites vegetales (soya, canola).
Alimentos y bebidas que pueden aumentar el riesgo de sangrado si se combinan con warfarina:
Jugo de arándano y arándanos.
Té verde en grandes cantidades.
Alcohol en exceso.
Por esta razón, no se trata de prohibir alimentos, sino de mantener una dieta constante y estable, evitando cambios bruscos que afecten el equilibrio del medicamento.
En la actualidad, existen anticoagulantes orales directos (conocidos como DOACs), como rivaroxabán, apixabán y dabigatrán, que no requieren controles tan estrictos y presentan menos interacciones. Sin embargo, la warfarina sigue siendo insustituible en algunos escenarios, especialmente:
Pacientes con válvulas cardíacas mecánicas.
Personas con ciertos síndromes trombofílicos graves.
En lugares donde el acceso a nuevos medicamentos es limitado por su costo.
Aunque los nuevos anticoagulantes han revolucionado la forma de prevenir y tratar los coágulos sanguíneos, la warfarina mantiene un rol importante en la práctica clínica, especialmente en países donde el acceso a medicamentos innovadores es desigual. Para los pacientes, lo fundamental es mantener un control regular, una dieta constante y un seguimiento médico cercano, ya que la seguridad del tratamiento depende en gran medida de estos factores.
En resumen: la warfarina no ha desaparecido, sigue siendo parte esencial del arsenal terapéutico de la hematología moderna, y conocer sus usos, ventajas y limitaciones es clave para pacientes y médicos.