En el ámbito de la medicina, el término "tumor" hace referencia a una proliferación anormal de células que da lugar a una masa o lesión sólida.
El tumor benigno es localizado y no invasivo; el maligno invade y puede metastatizar.
Por Abigail Sanchez
11/06/2025
Un tumor, también denominado neoplasia, es una alteración del crecimiento celular normal que ocurre cuando las células pierden su capacidad de autorregulación y se multiplican en forma descontrolada. Puede deberse a mutaciones genéticas, exposición a sustancias tóxicas, inflamaciones crónicas, entre otros factores. Dependiendo de sus características, un tumor puede ser benigno o maligno.
Un tumor benigno es una acumulación de células que crecen más de lo normal, pero sin invadir tejidos cercanos ni diseminarse a otras partes del cuerpo. Algunas características importantes:
Crecen lentamente.
No invaden tejidos vecinos.
No hacen metástasis (no se diseminan a otras zonas).
Tienen bordes bien definidos.
En muchos casos, no representan un riesgo vital.
Ejemplos de tumores benignos incluyen lipomas (acumulaciones de grasa), miomas uterinos, y adenomas (tumores benignos de glándulas).
Aunque no sean cancerosos, pueden causar problemas si crecen demasiado o si presionan órganos cercanos. Por ejemplo, un tumor benigno en el cerebro puede afectar funciones vitales solo por el espacio que ocupa.
Los tumores benignos a menudo se eliminan mediante una cirugía sencilla, especialmente si causan molestias, crecen rápidamente, o existe alguna duda sobre su naturaleza. En muchos casos, si no provocan síntomas ni crecen, pueden simplemente vigilarse con controles periódicos.
Tumor maligno
Un tumor maligno es el que comúnmente se asocia con el cáncer. En este caso, las células crecen sin control, invaden los tejidos cercanos y pueden migrar a otras partes del cuerpo a través del torrente sanguíneo o del sistema linfático. A este proceso se lo llama metástasis.
Características clave:
Crecen rápidamente y sin control.
Invaden estructuras cercanas.
Hacen metástasis.
Pueden regresar (recaer) incluso después del tratamiento.
Sí representan una amenaza para la vida.
Por ejemplo, un carcinoma de pulmón, un sarcoma óseo o un melanoma son tumores malignos.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del cáncer (tumor maligno) suele requerir un enfoque combinado:
Cirugía, para extirpar el tumor.
Quimioterapia, para eliminar células cancerosas con fármacos.
Radioterapia, que utiliza radiación para destruir las células.
Terapias dirigidas o inmunoterapia, según el tipo específico de cáncer.
El objetivo puede ser curar la enfermedad o, si no es posible, controlarla y mejorar la calidad de vida del paciente.
¿Cómo se sabe si un tumor es benigno o maligno?
La única forma confiable de saberlo es a través de estudios médicos, especialmente una biopsia, en la que se toma una muestra del tejido y se analiza en el laboratorio.
Otros métodos que ayudan en el diagnóstico:
Imágenes médicas como tomografías, resonancias y ecografías.
Análisis de sangre, marcadores tumorales en algunos casos.
Exploración física y evaluación de síntomas.
Comprender la diferencia entre un tumor benigno y uno maligno es fundamental tanto para el abordaje clínico como para el manejo emocional del paciente. Mientras que los tumores benignos suelen representar un problema localizado y manejable, los tumores malignos constituyen una amenaza sistémica que requiere un enfoque diagnóstico y terapéutico riguroso.