El cáncer de pulmón en Bolivia suele diagnosticarse tarde. Hoy se prioriza una terapia personalizada que equilibre eficacia y calidad de vida. No siempre lo más agresivo es lo mejor: decidir con el paciente permite tratamientos más humanos y tolerables.
Masa tumoral en pulmon
Por Oncoclinic
1 agosto, 2025
El cáncer de pulmón continúa siendo una de las principales causas de muerte por cáncer en todo el mundo. En Bolivia, la situación es particularmente alarmante: según datos del Registro Nacional de Cáncer (INLASA) y el Observatorio Global del Cáncer (GLOBOCAN 2020), el cáncer de pulmón ocupa el quinto lugar entre los cánceres más frecuentes en hombres y está entre los tres más letales en ambos sexos. Cada año se diagnostican aproximadamente 900 nuevos casos, y se estima que más del 70% se detectan en etapas avanzadas.
Una de las principales dificultades del cáncer de pulmón es que en sus etapas iniciales no presenta síntomas evidentes. Cuando el paciente comienza a presentar tos persistente, dificultad para respirar o dolor torácico, muchas veces la enfermedad ya se encuentra en un estadio avanzado o metastásico. Esto limita las opciones curativas y plantea un reto terapéutico importante.
En este escenario, surgen preguntas fundamentales:
¿Es siempre conveniente optar por el tratamiento más agresivo y moderno?
¿Qué pasa cuando ese tratamiento compromete gravemente la calidad de vida del paciente?
cancer de pulmon en radiografia
Durante años, el objetivo principal de la oncología fue extender la vida del paciente a toda costa. Pero hoy, gracias a los avances en terapias dirigidas, inmunoterapia y medicina personalizada, se abre un nuevo camino: preservar la calidad de vida sin renunciar a la eficacia.
“La mejor decisión terapéutica es la que considera tanto el avance científico como la situación individual del paciente: su estado general, sus valores, sus deseos y su entorno familiar”
En Bolivia, donde muchos pacientes enfrentan barreras económicas y de acceso a tratamientos complejos, esta visión cobra aún más importancia. Es posible —y muchas veces recomendable— optar por terapias menos agresivas, con menos efectos secundarios, que permitan al paciente vivir mejor, con dignidad y autonomía, incluso si esto implica una sobrevida potencialmente menor.
Gracias al estudio molecular de los tumores, hoy sabemos que el cáncer de pulmón no es una sola enfermedad, sino una constelación de subtipos que responden de forma diferente a los tratamientos. Con un simple análisis genético de la biopsia tumoral, se puede identificar la presencia de mutaciones como EGFR, ALK, ROS1, KRAS o la expresión del PD-L1, que permiten decidir con mayor precisión el tratamiento más adecuado.
Sin embargo, centros oncológicos especializados como OncoClinic ya las ofrecen, permitiendo tratamientos individualizados que mejoran la eficacia y reducen efectos adversos.
Las nuevas combinaciones de quimioterapia e inmunoterapia han demostrado aumentar la mediana de supervivencia en varios meses e incluso años. Pero a menudo, esto se acompaña de una alta carga de toxicidad:
Náuseas severas
Neutropenia (riesgo alto de infecciones)
Fatiga incapacitante
Neumonitis o inflamación pulmonar por inmunoterapia
Riesgo de hospitalizaciones frecuentes
Todo esto puede comprometer seriamente la calidad de vida del paciente y, en casos extremos, incluso acortar su esperanza de vida.
En palabras simples: a veces es mejor vivir un año con bienestar, que dos con sufrimiento continuo.
Dependiendo del perfil molecular del tumor y del estado general del paciente, es posible optar por:
Inhibidores tirosina quinasa (TKI) orales para mutaciones específicas, con menos efectos colaterales que la quimioterapia tradicional.
Monoterapia con inmunoterapia, cuando hay alta expresión de PD-L1, evitando la combinación con quimioterapia.
Tratamientos paliativos dirigidos al control de síntomas (radioterapia localizada, manejo del dolor, cuidados integrales).
Este tipo de tratamientos pueden ser altamente efectivos, especialmente cuando se aplican desde una perspectiva integral, interdisciplinaria y empática.
El modelo médico tradicional ha dejado paso a una medicina participativa. En OncoClinic promovemos el enfoque de decisiones compartidas, donde el equipo médico brinda toda la información, explica opciones y pronósticos, pero es el paciente (y su entorno cercano) quien elige cómo desea vivir su enfermedad.
Esto incluye:
Elegir entre terapias intensivas o conservadoras
Priorizar la vida familiar, laboral o espiritual
Prepararse para cuidados paliativos integrales cuando sea necesario
En Bolivia, donde muchas veces la lucha contra el cáncer se da en contextos de escasos recursos y enormes desafíos sociales, la sabiduría médica no se mide solo por la tecnología aplicada, sino por la capacidad de acompañar al paciente con humanidad, escuchar su voz y respetar su camino.
En OncoClinic creemos que el mejor tratamiento es el que respeta la dignidad, la autonomía y la calidad de vida del paciente.
Porque no se trata solo de vivir más, sino de vivir mejor.